La situación es dramática: el sustento de millones de campesinos está en juego, un 17% de las cosechas, y por otro lado hay 300.000 personas sin agua en estos momentos con previsiones de la Administración China de que la situación empeore en los próximos dos meses, llegando las restricciones a 2 millones de personas hasta el inicio de la primavera. La zona más afectada es la provincia de Shandong, donde 2 millones de hectáreas, el 56% de su producción, se pueden perder. Pero también el sur, Jining o Heze, sufren consecuencias que no se recuerdan en los últimos 200 años. O la capital, Beijing, que lleva más de tres meses sin ver la lluvia. 

El gobierno está pensando en llevar agua del Río Amarillo hacia el norte mediante un canal de 500 kilómetros con un caudal de 300 millones de metros cúbicos, algo insuficiente para la capital Beijing, que sigue necesitando 190 millones por la explosión demográfica y la inmigración rural en un país donde no hay cultura de ahorro del agua. Las reservas han sido saqueadas y puede afectar no sólo al campo sino también a los precios de alimentos básicos como la carne, los cereales y la verdura, la base de la alimentación china, y que ya han subido un 7.2% sus precios y pueden doblar este aumento y la inflación más grave del país que ya hemos comentado en otros artículos.

 

 

A la vuelta de vacaciones se espera que el Banco Central Chino suba los tipos de interés para contener la inflación y también para frenar la burbuja inmobiliaria, lo cual permitirá revalorizar el yuán frente al euro y el dólar, cambio solicitado hace meses por las grandes potencias económicas. En 2010 crecieron 10,3% pero la inflación subió un 3,3%, por encima de las previsiones de su gobierno, y subir los tipos es casi obligatorio (5,81% es la tasa actual) por cuestiones internas, pero al mismo tiempo supondría de cara al exterior un gesto de buena voluntad de cara principalmente a Estados Unidos.

Los daños colaterales son una apreciación o revalorización de su moneda entre el 2 y 3% frente a dólar y euro que hará sus exportaciones más caras y disminuirá su volumen por la misma razón.